El autor santiagueño presentará su trabajo sobre un cantor cuya memoria considera de vital importancia para la música argentina actual. Antes ofrecerá una taller de composiciones de canciones en Sadaic.
Por Santiago Giordano
29/09/2013 15:33
Nació en Quimilí, en Santiago del Estero. Ahí se hizo poeta y hoy es una de las plumas sensibles que aportan continuamente al cancionero santiagueño. Bebe Ponti publicó poemarios, una novela y muchos de sus temas ya se instalaron en la memoria popular y en el repertorio de intérpretes como Jorge Rojas, Horacio Banegas, Chaqueño Palavecino, Mercedes sosa, Los Manseros Santiagueños, León Gieco y Los Nocheros, entre otros.
En los entreveros de la canción, Ponti colaboró con varios músicos: con Horacio Banegas y con Onofre Paz, por ejemplo. También con Jacinto Piedra, con quien supo escribir El incendio del poniente; apenas un episodio creativo en una amistad prolongada que el poeta recuerda ahora, con afecto y precisión, en una biografía del cantor.
Jacinto Piedra x Bebe Ponti se llama el libro que el santiagueño presentará el miércoles a las 21.30 en Garabombo (Pasaje Revol 16, en barrio Güemes). Lo acompañarán en la presentación Julio Paz y Roberto Cantos. "En realidad más que una biografía de Jacinto este es un libro escrito por un amigo suyo -comenta Ponti-. Este texto tiene un abordaje emotivo, poético, más que critico, o conceptual. Es el testimonio de alguien que vio en Jacinto a un artista que contribuía con su obra a inaugurar un ciclo nuevo, cuyos tópicos pasaban por mostrarnos una estética descontracturada del folklore, sin los trajes típicos y otros clichés propios del marketing tradicionalista".
"No estoy en contra del tradicionalismo -agrega-; simplemente quiero decir que Jacinto, con su forma de mostrarse crea una escena nueva, derriba algunos prejuicios y se pone a la par de cualquier joven que tocaba la guitarra y cantaba".
-¿Creés que Jacinto ocupa hoy el lugar que le corresponde en la música argentina?
-Escribí este libro porque creí que la vida y la obra de Jacinto Piedra corrían el riesgo de convertirse en un eslabón perdido de la música popular. Ocurren a menudo estos olvidos en la historia del arte y son cortes muy arbitrarios porque afectan la mirada sobre el pasado y sobre la tradición, que son nada menos que la piedra del futuro. Jacinto es la bandera de los jóvenes que conciben la música no sólo como un hecho artístico, sino como una forma de vida, como un acto de fe, como una poesía. La muerte lo puso en ese lugar, no por un hecho azaroso, sino porque introdujo cambios fundamentales, como por ejemplo, incorporar el hippismo al folklore a través de las temáticas que atravesaban sus canciones: hablar de la paz, oponerse a las guerras, defender la naturaleza. En definitiva, sumar un lenguaje novedoso a un género asociado muchas veces a ideas estancas, paisajísticas, locales.
Antes de la presentación de su libro sobre Jacinto Piedra, Ponti ofrecerá desde mañana (lunes) hasta el miércoles, un taller teórico práctico sobre la canción, dirigido a autores, y organizado por Sadaic, en la sede David Luque 42.
"La idea de estos talleres es promover y fomentar la autoría -explica-. Una canción se hace con una música y con una letra y cada vez son menos los poetas o escritores que participan de este arte. Sobre todo en un país con una tradición muy fuerte en este sentido, heredada de los grandes poetas del cancionero, como Jaime Dávalos, Pablo Raul Trullenque, Tejada Gomez, Homero Manzi, Virgilio Expósito, por nombrar sólo algunos de los maravillosos escritores que ilustraron la canción popular. Son talleres interactivos donde hacemos un repaso por la historia de la canción, revisando letras emblemáticas y tomándolas como ejemplos para brindar algunas técnicas narrativas y otras herramientas propias del género. Desde versificación hasta análisis de textos. La idea es recrear un sueño para que le pongan letra".
Fuente: http://vos.lavoz.com.ar/folclore/bebe-ponti-recuerdo-jacinto-piedra
lunes, 30 de septiembre de 2013
viernes, 27 de septiembre de 2013
Un viaje poético al corazón de Santiago
Por Sergio Sánchez
Chacarera es la demostración de que a partir de la vida de un hombre se puede contar la historia de todo un pueblo. No se trata de un hombre cualquiera, sino del cantor y compositor santiagueño Carlos Carabajal, fallecido en 2006. El documental, producido por su hijo Peteco Carabajal y dirigido por Miguel Miño, toma como disparador la muerte de quien fue bautizado el Padre de la Chacarera –por su notable aporte al género y al repertorio popular de Santiago del Estero– para hablar de las tradiciones, las costumbres, la historia y la cultura de la provincia del norte del país. “Seguiremos el camino en tu nombre y celebraremos siempre tu raíz”, dice un pensativo Peteco, sentado bajo la sombra de un árbol. El film, entre otras cosas, revive el emotivo tributo que la familia Carabajal le brindó a “don Carlos” el 7 y 8 de diciembre de 2007 en el Teatro Opera. Si bien las filmaciones de este concierto ocupan un lugar importante en el documental, la música es un pretexto para contar mucho más. La avant prémière con acceso al público será mañana a las 20.30 en el Espacio Incaa km 0 Gaumont (Rivadavia 1635) y el estreno oficial será el 3 de octubre en el Artecinema (Salta 1620).
A partir de escenas de la cotidianidad de la familia Carabajal se construye el universo de la chacarera y se rescata la obra de don Carlos. En una escena se puede ver a los descendientes de Carlos (Peteco, Graciela y Demi, y a su nieta Roxana) en la intimidad del hogar, revisando su amplio repertorio. Por supuesto, el film está musicalizado con algunas de sus obras más emblemáticas: “Desde el Puente Carretero”, “Domingos santiagueños”, “Zamba para un cantor bohemio y guitarrero”, “Tiempo churito”, “La del olvido”, “La barranquera” (con música de Juan de Dios Gallo) y la inédita “Por un mundo mejor”, entre muchas otras.
Los realizadores no sólo utilizan el registro documental, sino que también recurren a escenas ficcionalizadas que ponen el acento en el desarraigo, las leyendas rurales (como la del “Alma mula”), las migraciones internas durante el peronismo y el traspaso generacional. Tampoco quedaron afuera los artistas y referentes culturales más destacados de la provincia. De esa forma, suman sus voces y artes el bailarín Juan Saavedra, el músico Vitillo Abalos, el jugador de fútbol Juan Carlos “Chango” Cárdenas, entre otros.
La ciudad de La Banda es uno de los escenarios que predomina en el documental. Las calles de tierra, las casas de adobe, las peñas multitudinarias y el rasguido de la chacarera son los elementos que componen el paisaje. Y, claro, los patios. Los patios son fuente de inspiración para los cantores, lugar de encuentro, refugio para la música y el baile. No hay nada más generoso que un patio santiagueño: todo el que se acerque puede cantar, bailar y tocar. Uno de los más visitados es del Indio Froilán González, el hacedor de los mejores bombos del país.
Para esta familia de poetas y creadores, la muerte de Carlos implicó sujetarse más aún a la música y a las raíces. “Después de una pérdida así se podría haber venido abajo todo, pero nos aferramos con el alma a toda su creación. A una obra artística que no sólo es de la familia, sino que ya es de todo el mundo”, dice Peteco sobre el final. Chacarera es un viaje poético al corazón de Santiago y su gente.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-30016-2013-09-26.html
Chacarera es la demostración de que a partir de la vida de un hombre se puede contar la historia de todo un pueblo. No se trata de un hombre cualquiera, sino del cantor y compositor santiagueño Carlos Carabajal, fallecido en 2006. El documental, producido por su hijo Peteco Carabajal y dirigido por Miguel Miño, toma como disparador la muerte de quien fue bautizado el Padre de la Chacarera –por su notable aporte al género y al repertorio popular de Santiago del Estero– para hablar de las tradiciones, las costumbres, la historia y la cultura de la provincia del norte del país. “Seguiremos el camino en tu nombre y celebraremos siempre tu raíz”, dice un pensativo Peteco, sentado bajo la sombra de un árbol. El film, entre otras cosas, revive el emotivo tributo que la familia Carabajal le brindó a “don Carlos” el 7 y 8 de diciembre de 2007 en el Teatro Opera. Si bien las filmaciones de este concierto ocupan un lugar importante en el documental, la música es un pretexto para contar mucho más. La avant prémière con acceso al público será mañana a las 20.30 en el Espacio Incaa km 0 Gaumont (Rivadavia 1635) y el estreno oficial será el 3 de octubre en el Artecinema (Salta 1620).
A partir de escenas de la cotidianidad de la familia Carabajal se construye el universo de la chacarera y se rescata la obra de don Carlos. En una escena se puede ver a los descendientes de Carlos (Peteco, Graciela y Demi, y a su nieta Roxana) en la intimidad del hogar, revisando su amplio repertorio. Por supuesto, el film está musicalizado con algunas de sus obras más emblemáticas: “Desde el Puente Carretero”, “Domingos santiagueños”, “Zamba para un cantor bohemio y guitarrero”, “Tiempo churito”, “La del olvido”, “La barranquera” (con música de Juan de Dios Gallo) y la inédita “Por un mundo mejor”, entre muchas otras.
Los realizadores no sólo utilizan el registro documental, sino que también recurren a escenas ficcionalizadas que ponen el acento en el desarraigo, las leyendas rurales (como la del “Alma mula”), las migraciones internas durante el peronismo y el traspaso generacional. Tampoco quedaron afuera los artistas y referentes culturales más destacados de la provincia. De esa forma, suman sus voces y artes el bailarín Juan Saavedra, el músico Vitillo Abalos, el jugador de fútbol Juan Carlos “Chango” Cárdenas, entre otros.
La ciudad de La Banda es uno de los escenarios que predomina en el documental. Las calles de tierra, las casas de adobe, las peñas multitudinarias y el rasguido de la chacarera son los elementos que componen el paisaje. Y, claro, los patios. Los patios son fuente de inspiración para los cantores, lugar de encuentro, refugio para la música y el baile. No hay nada más generoso que un patio santiagueño: todo el que se acerque puede cantar, bailar y tocar. Uno de los más visitados es del Indio Froilán González, el hacedor de los mejores bombos del país.
Para esta familia de poetas y creadores, la muerte de Carlos implicó sujetarse más aún a la música y a las raíces. “Después de una pérdida así se podría haber venido abajo todo, pero nos aferramos con el alma a toda su creación. A una obra artística que no sólo es de la familia, sino que ya es de todo el mundo”, dice Peteco sobre el final. Chacarera es un viaje poético al corazón de Santiago y su gente.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-30016-2013-09-26.html
lunes, 23 de septiembre de 2013
FIFBA 2013: 5º edición del Festival Internacional de Folklore de Bs As.
FIFBA 2013: 5º edición del Festival Internacional de
Folklore de Bs As.Lo mejor del folklore mundial sonará en vivo en los bosques
de La Plata y
alrededores, los próximos 11, 12 y 13 de octubre. Entrada gratuita.
Los próximos viernes 11, sábado 12 y domingo 13 de octubre,
el Festival Internacional de Folklore de Buenos Aires vuelve a mostrar los
mejores shows nacionales e internacionales en sus cuatro escenarios, rodeados
de bailes y fogones. Entre los artistas confirmados están Peteco
Carabajal, el prócer de la canción uruguaya Fernando Cabrera y el dúo
mendocino Orozco Barrientos.
En este link se podrá encontrar la Programación del FIFBA 2013, festival
por el que pasaron 160 mil personas en su edición 2012, que pudieron ver a
grandes artistas como Horacio Guarany, Celso Piña (México), Toto la Momposina (Colombia) y
Raly Barrionuevo, entre otros.
Este año, la ciudad de Bogotá será la invitada especial
del FIFBA, y en cada uno de los espacios y escenarios se podrá ver
una programación diferente.
Fuente: Argentina.ar
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Habrá Folklore en la Fiesta de la Primavera
Este sábado 21 de septiembre se incorporará por primera vez el folklore a la Fiesta de la Primavera de Villa Carlos Paz.
Villa Carlos Paz. El show comenzará a las 12 en un escenario ubicado entre las calles Artigas y Esparta (costanera). Las actuaciones estarán a cargo del Grupo Los Caldenes (La Pampa), El Chango Coplero (Salta), Dj. de Folclore Alexis (Jujuy), Jésica Banegas de 13 años (Ciudad de Córdoba), Memo Banega (La Falda-Cba.), Emanuel Constanzo (Miramar-Cba.), Marco Andrés (Carlos Paz), Ballet del Departamento de Arte en Movimiento Municipal y Grupo de Adultos CUSCA RISUN (Villa Carlos Paz), Grupos de Baile "Todas las Voces" e invitados y más artistas.
Crédito de la foto: El Diario de Carlos Paz
Villa Carlos Paz. El show comenzará a las 12 en un escenario ubicado entre las calles Artigas y Esparta (costanera). Las actuaciones estarán a cargo del Grupo Los Caldenes (La Pampa), El Chango Coplero (Salta), Dj. de Folclore Alexis (Jujuy), Jésica Banegas de 13 años (Ciudad de Córdoba), Memo Banega (La Falda-Cba.), Emanuel Constanzo (Miramar-Cba.), Marco Andrés (Carlos Paz), Ballet del Departamento de Arte en Movimiento Municipal y Grupo de Adultos CUSCA RISUN (Villa Carlos Paz), Grupos de Baile "Todas las Voces" e invitados y más artistas.
Crédito de la foto: El Diario de Carlos Paz
viernes, 13 de septiembre de 2013
Un sábado lleno de música!!!
II Fiesta del Norte
Lugar: Quality Espacio
Dirección: Av. Cruz Roja Argentina 200
Fecha: Sábado 14 de septiembre 2013
Hora: 23 hs.
Costo: $ 55 y $ 85
Bruno Arias Consagración Cosquín vuelve a Córdoba a presentar su nuevo show junto a Brisas del Norte que festeja sus 18 años en la música. Además actúan Claudio Tais y Los Queñuas. Artistas invitados Caporales URUS Virgen de la Candelaria, Mixtura Andina y Santiago Chumy.
Entradas anticipadas campo $ 55 y plateas $ 85 en en Quality Gym y Quality Espacio o www.autoentrada.com
Calle Vapor: Homenaje al Buena Vista Social Club y a toda la música Cubana
Música / sábado 14 de setiembre, 22 hs.
Calle Vapor recorre en este espectáculo el camino de la Música Afrocubana, sus diferentes estilos y géneros, intentando redescubrir composiciones, poetas e historias que aportaron y suman al proceso creativo latinoamericano.En esta oportunidad rinden un Homenaje a los Artistas de aquel inolvidable Buena Vista Social Club.
Teatro Rivadavia - Unquillo - Cba.
Entrada: en puerta: $60 / anticipadas: $50
Lugar: Quality Espacio
Dirección: Av. Cruz Roja Argentina 200
Fecha: Sábado 14 de septiembre 2013
Hora: 23 hs.
Costo: $ 55 y $ 85
Bruno Arias Consagración Cosquín vuelve a Córdoba a presentar su nuevo show junto a Brisas del Norte que festeja sus 18 años en la música. Además actúan Claudio Tais y Los Queñuas. Artistas invitados Caporales URUS Virgen de la Candelaria, Mixtura Andina y Santiago Chumy.
Entradas anticipadas campo $ 55 y plateas $ 85 en en Quality Gym y Quality Espacio o www.autoentrada.com
Calle Vapor: Homenaje al Buena Vista Social Club y a toda la música Cubana
Música / sábado 14 de setiembre, 22 hs.
Calle Vapor recorre en este espectáculo el camino de la Música Afrocubana, sus diferentes estilos y géneros, intentando redescubrir composiciones, poetas e historias que aportaron y suman al proceso creativo latinoamericano.En esta oportunidad rinden un Homenaje a los Artistas de aquel inolvidable Buena Vista Social Club.
Teatro Rivadavia - Unquillo - Cba.
Entrada: en puerta: $60 / anticipadas: $50
jueves, 12 de septiembre de 2013
La Patria Grande a bordo de un Fiat 147
Un día, encendieron el Fiat 147 y salieron a andar caminos. Con los instrumentos a cuestas (ambos
estudiaron música) y el título de biólogos colgado en la pared del departamento que comparten en Buenos Aires, primero rumbearon hacia Purmamarca, Jujuy, donde se quedaron un tiempo sumando conocimientos musicales e intercambiando experiencias culturales con turistas de todo el mundo y luego, con la idea ya puesta en un proyecto, recorrieron la Patagonia.
De ahí en más, el 147 sólo detuvo su motor para cargar combustible, y anduvo, cargando a Pablo y a Lola (32 y 29 años respectivamente), más de n, a través de 8 países latinoamericanos: Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y Uruguay y el nuestro.
Después de un año de viajar llevando la música argentina a otros lugares, el dúo está de regreso en Buenos Aires, y tramando un nuevo destino, que será esta vez al viejo continente. Pero antes, la experiencia quedará plasmada en un concierto que se llamará “Una vuelta por Sudamérica”, donde expondrán imágenes, música y danza, y algunos relatos, el próximo 20 de septiembre en el Auditorio SADOP (Tte. Gral. Juan Domingo Perón 2625, Capital Federal)
Pablo: - Nos conocimos en la facultad, estudiando biología, y siempre nos gustó viajar. Estamos juntos desde hace seis años, y hace cuatro nos fuimos primero al norte argentino y luego a la Patagonia en un viaje de seis meses. Llegamos hasta Calafate en el Fiat, y ya después nos quedó chica la Argentina y, como veníamos entrenados en salir a tocar, nos animamos a la vuelta grande.
Llevaron sus propias canciones pero también de otros autores. ¿Eligieron un repertorio específico para cada lugar donde fueron?
Pablo: -En todas las giras que hicimos fuimos recopilando música del lugar y canciones nuestras, a Sudamérica nos fuimos con un show que era una propuesta de un viaje imaginario por las regiones de Argentina, a través de nuestra música. Contábamos historias relacionadas con las canciones, por qué se usaba cada instrumento, o el por qué de los nombres y al final hacíamos una muestra de danza.
Lola: -Al principio llegábamos sin nada previsto, golpeábamos puertas, y nos ofrecían tal o cual lugar. Luego, fuimos aprendiendo, y conseguimos lugares mejores para hacer un show de estas características, y ya íbamos a centros culturales o instituciones o pequeños teatros. Una parte del aprendizaje fue conseguir lugares acordes al show que llevábamos.
¿Cómo los recibía la gente? Sobre todo la de otros países.
Pablo: -Sentimos mucha sorpresa. Uno cuando va afuera y dice que es músico siempre te piden tango. Nosotros teníamos decidido no hacer tango, queríamos mostrar la diversidad de la música de Argentina, nos recibieron muy bien, si bien había gente que conocía el folklore argentino e iban a escuchar y te pedían un tema de Mercedes o Yupanqui, les gustaba aprender, no sabían que existían tantos ritmos en nuestro país.
En cuanto a lo de ser biólogos: ¿han dejado por completo la carrera para dedicarse a la música o siguen trabajando?
Pablo: -Nos hemos dedicado de lleno a la música, sin embargo tenemos proyectos de implementar nuestros estudios. Seguimos relacionados con biología a nivel académico e investigativo, ambos somos educadores ambientales y actualmente trabajamos un proyecto de fusionar la música con la educación ambiental. Antes de salir de viaje, armamos una idea de espectáculo con orquestas infantiles, donde se entrevere la biología y las ciencias naturales, en base a nuestras canciones.
¿Qué características tendrá el espectáculo que presentarán en septiembre en Buenos Aires?
Lola: -La idea del espectáculo es que sea un cierre de nuestro viaje y que la gente pueda saber lo que vivimos nosotros. Habrá una parte de folklore argentino, proveniente de los lugares que recorrimos; y la segunda parte incluirá canciones de los países por donde anduvimos, más una muestra de fotos. Ampliaremos el grupo con dos músicos y bailarines que representarán danzas típicas.
¿Qué experiencias, encuentros y conocimientos les dejó este primer viaje “musical” por Latinoamérica?
Pablo: -Nos sorprendió saber que no estábamos tan locos (risas). Cuando uno sale se encuentra con un montón de argentinos dando vueltas, viajando de las más diversas formas, con música, artesanía, teatro para chicos, hasta odontólogos.
La idea que llevaba el Che Guevara cuando salió con su motocicleta…
Lola: -Hay un submundo de gente sobre ruedas, nos ha pasado ver patentes de Argentina en los lugares más insólitos. Y si, el 90 por ciento de los argentinos venían con la idea del Che. Nosotros no conscientemente, pero quizá algo de eso teníamos en nuestro interior.
Deben tener miles de anécdotas de viaje…
Pablo: -Si. Muchas relacionadas con el Fiat, la gente no puede creer que diéramos la vuelta con ese autito, en Brasil es una reliquia el 147. Lo más insólito es que cuando volvimos, teníamos la VTV (Verificación Técnica Vehicular) vencida, y fuimos a hacerla. ¡Y salió perfecta!
Lola: -La verdad que uno cuando sale se da cuenta de lo importante que es la contención de la gente y de cómo el viaje se construye a partir de lo que vas conociendo. Muchos nos brindaban todo sin saber quiénes éramos siquiera sin ellos nada hubiera sido posible. Por otro lado uno se termina sintiendo como en casa, si bien son países diferentes, somos todos muy parecidos, uno termina extrañando la milanesa con papas fritas y el asado y de regreso, comienza a extrañar olores, comidas y frutas de otros lugares. Sentís como si no te hubieras ido tan lejos.
¿Piensan seguir hacia otros rumbos?
Pablo: -Ahora estamos abocados a la fecha del 20 de septiembre, pero la idea es empezar a diagramar Europa, esta vez no en el auto porque se va a complicar.
Lola: -Aceptamos propuestas, si a alguien se le ocurre cómo trasladarlo, que nos escriban.
Fuente: http://www.boletinfolklore.com.ar/entrevistas/2013/pablo%20y%20lola.html
estudiaron música) y el título de biólogos colgado en la pared del departamento que comparten en Buenos Aires, primero rumbearon hacia Purmamarca, Jujuy, donde se quedaron un tiempo sumando conocimientos musicales e intercambiando experiencias culturales con turistas de todo el mundo y luego, con la idea ya puesta en un proyecto, recorrieron la Patagonia.
De ahí en más, el 147 sólo detuvo su motor para cargar combustible, y anduvo, cargando a Pablo y a Lola (32 y 29 años respectivamente), más de n, a través de 8 países latinoamericanos: Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y Uruguay y el nuestro.
Después de un año de viajar llevando la música argentina a otros lugares, el dúo está de regreso en Buenos Aires, y tramando un nuevo destino, que será esta vez al viejo continente. Pero antes, la experiencia quedará plasmada en un concierto que se llamará “Una vuelta por Sudamérica”, donde expondrán imágenes, música y danza, y algunos relatos, el próximo 20 de septiembre en el Auditorio SADOP (Tte. Gral. Juan Domingo Perón 2625, Capital Federal)
Pablo: - Nos conocimos en la facultad, estudiando biología, y siempre nos gustó viajar. Estamos juntos desde hace seis años, y hace cuatro nos fuimos primero al norte argentino y luego a la Patagonia en un viaje de seis meses. Llegamos hasta Calafate en el Fiat, y ya después nos quedó chica la Argentina y, como veníamos entrenados en salir a tocar, nos animamos a la vuelta grande.
Llevaron sus propias canciones pero también de otros autores. ¿Eligieron un repertorio específico para cada lugar donde fueron?
Pablo: -En todas las giras que hicimos fuimos recopilando música del lugar y canciones nuestras, a Sudamérica nos fuimos con un show que era una propuesta de un viaje imaginario por las regiones de Argentina, a través de nuestra música. Contábamos historias relacionadas con las canciones, por qué se usaba cada instrumento, o el por qué de los nombres y al final hacíamos una muestra de danza.
Lola: -Al principio llegábamos sin nada previsto, golpeábamos puertas, y nos ofrecían tal o cual lugar. Luego, fuimos aprendiendo, y conseguimos lugares mejores para hacer un show de estas características, y ya íbamos a centros culturales o instituciones o pequeños teatros. Una parte del aprendizaje fue conseguir lugares acordes al show que llevábamos.
¿Cómo los recibía la gente? Sobre todo la de otros países.
Pablo: -Sentimos mucha sorpresa. Uno cuando va afuera y dice que es músico siempre te piden tango. Nosotros teníamos decidido no hacer tango, queríamos mostrar la diversidad de la música de Argentina, nos recibieron muy bien, si bien había gente que conocía el folklore argentino e iban a escuchar y te pedían un tema de Mercedes o Yupanqui, les gustaba aprender, no sabían que existían tantos ritmos en nuestro país.
En cuanto a lo de ser biólogos: ¿han dejado por completo la carrera para dedicarse a la música o siguen trabajando?
Pablo: -Nos hemos dedicado de lleno a la música, sin embargo tenemos proyectos de implementar nuestros estudios. Seguimos relacionados con biología a nivel académico e investigativo, ambos somos educadores ambientales y actualmente trabajamos un proyecto de fusionar la música con la educación ambiental. Antes de salir de viaje, armamos una idea de espectáculo con orquestas infantiles, donde se entrevere la biología y las ciencias naturales, en base a nuestras canciones.
¿Qué características tendrá el espectáculo que presentarán en septiembre en Buenos Aires?
Lola: -La idea del espectáculo es que sea un cierre de nuestro viaje y que la gente pueda saber lo que vivimos nosotros. Habrá una parte de folklore argentino, proveniente de los lugares que recorrimos; y la segunda parte incluirá canciones de los países por donde anduvimos, más una muestra de fotos. Ampliaremos el grupo con dos músicos y bailarines que representarán danzas típicas.
¿Qué experiencias, encuentros y conocimientos les dejó este primer viaje “musical” por Latinoamérica?
Pablo: -Nos sorprendió saber que no estábamos tan locos (risas). Cuando uno sale se encuentra con un montón de argentinos dando vueltas, viajando de las más diversas formas, con música, artesanía, teatro para chicos, hasta odontólogos.
La idea que llevaba el Che Guevara cuando salió con su motocicleta…
Lola: -Hay un submundo de gente sobre ruedas, nos ha pasado ver patentes de Argentina en los lugares más insólitos. Y si, el 90 por ciento de los argentinos venían con la idea del Che. Nosotros no conscientemente, pero quizá algo de eso teníamos en nuestro interior.
Deben tener miles de anécdotas de viaje…
Pablo: -Si. Muchas relacionadas con el Fiat, la gente no puede creer que diéramos la vuelta con ese autito, en Brasil es una reliquia el 147. Lo más insólito es que cuando volvimos, teníamos la VTV (Verificación Técnica Vehicular) vencida, y fuimos a hacerla. ¡Y salió perfecta!
Lola: -La verdad que uno cuando sale se da cuenta de lo importante que es la contención de la gente y de cómo el viaje se construye a partir de lo que vas conociendo. Muchos nos brindaban todo sin saber quiénes éramos siquiera sin ellos nada hubiera sido posible. Por otro lado uno se termina sintiendo como en casa, si bien son países diferentes, somos todos muy parecidos, uno termina extrañando la milanesa con papas fritas y el asado y de regreso, comienza a extrañar olores, comidas y frutas de otros lugares. Sentís como si no te hubieras ido tan lejos.
¿Piensan seguir hacia otros rumbos?
Pablo: -Ahora estamos abocados a la fecha del 20 de septiembre, pero la idea es empezar a diagramar Europa, esta vez no en el auto porque se va a complicar.
Lola: -Aceptamos propuestas, si a alguien se le ocurre cómo trasladarlo, que nos escriban.
Fuente: http://www.boletinfolklore.com.ar/entrevistas/2013/pablo%20y%20lola.html
lunes, 9 de septiembre de 2013
¿Adiós al último bombo legüero?
A los 91 años Vitillo Abalos, el último de los míticos Hermanos Abalos, dice que se retira. Como no le “Hay que argentinizar al habitante argentino”, pide.
creímos, fuimos a comprobarlo. En una charla en su casa habla de los huecos del folclore que dejaron Eduardo Falú, la Negra Sosa y otros. Anuncia su próxima gira y, como no, deja algunos consejos.
POR HORACIO BILBAO
Mientras sube el ascensor Vitillo despunta su tonada santiagueña, intacta pese a sus 91 años. El cuarto de Los Hermanos Abalos, “según el orden de la cigüeña” como les gustaba decir, el único que vive hoy, está entre los grandes percusionistas del país, pero en el ascensor habla del clima, de bueyes perdidos. Abre la puerta de su departamento porteño y aparecen decenas de bombos, piano y toda clase de instrumentos que acompañan a este hombre bajito. Y se pone a tocar, así, sin mediar palabra. Cuando calla el sonido, dice que el instrumento es precolombino. Un tronco ahuecado con parches que le obsequiaron en México. “Desde el río Bravo hasta el sur, estamos todos hermanados”, dirá después Vitillo, Victor Manuel Abalos. Lleva 75 años con la música y ahora avisa que empieza a retirarse, a retirar otro mosaico de la historia del folklore argentino. En Buenos Aires, su gira despedida arranca el 20 de septiembre, en el Teatro Sha. Pero cuando Vitillo enumera la cantidad de shows que tiene programados, acá y también en Europa, se hace difícil creerle. ¿Se irá de verdad? “Me estoy empezando a despedir, despacito, a mi estilo. Nunca hago las cosas de golpe”, confirma incansable, después de que en 2011 y 2012 anduviera de gira con El patio Vitillo, tocando para la tercera edad. “Me presentaban como de la cuarta edad”, bromea.
En su casa de Congreso ha invitado a un grupo de periodistas a tomar la merienda. Una merienda bien regada, con vino tinto, música y anécdotas interminables. Soy el primero en llegar, y entonces nos sentamos mano a mano, en un living lleno de recuerdos. Vitillo va y viene. Mientras charla toca un malambo o entona su Carnavalito quebradeño, hablamos del bombo legüero, su especialidad. Remite al diccionario: 5.500 metros, una legua. Se escucha a una legua. “Pero ojo, si toco a la orilla del río, la distancia se extiende un poquito más”, asegura. Recuerda entonces que su padre, el primer médico odontólogo de Santiago del Estero, le contaba que el bombo tenía más funciones que la musical. “Cuando alguien hacía pan, tocaba, y todos sabían que tenía pan, lo mismo cuando carneaban un animal. Eh, fulano ha carneado, decían, y allá iban”. La pucha que hay historias de bombos para charlar con Vitillo.
El cuarto de los 5 Abalos cuenta que en el NOA se hablaba mucho, pero que eran pocos los que tenían un bombo. “Recién por allá, en 1968, empiezan las casas a venderlos”, recuerda. Con una claridad asombrosa para citar fechas y nombres, Vitillo cuenta que en 1934 le había pedido un bombo a su padre. Allá, en Santiago. ¿Papá, y el bombo?, le preguntaba cada tanto. Resultó que el fulano que lo iba a hacer demoró más de seis meses en tenerlo, y una vez terminado, sus hijos se lo quisieron quedar. “Recién en el 37 apareció un bombo en casa”. Vitillo se mira las manos y dice no mentir cuando asegura que le sobran los dedos de una para contar los bombos que había. “Le descubrimos secretos profundos, el ritmo…”, admite, y cuenta cómo se construían.
“Había que hachar un ceibo añejo, trozarlo, luego venía la chata con la mula. Subíamos el tronco, lo llevábamos al rancho, y alguien que no trabajaba de eso, le sacaba la corteza exterior. Después tenía que ahuecarlo, sin golpear mucho porque se abría el tronco. Se hacía el aro, y se usaban cueros de puma o de caballo, algunos hasta lo hacían de perro. Llevaba como mínimo 6 meses. Cuando preguntábamos cuánto costaba, la respuesta era: No se, lo que usted diga. Era de persona a persona”, evoca Vitillo. Y remarca ese vínculo. De persona a persona. Y si le damos pie, enseguida despotrica contra la tecnología. No usa celular, reniega del TV, y cuando se embala dice claro, son otros tiempos. “Soy un muchacho de 91”, relata para él.
Llegó a Buenos Aires en 1939. Su padre quería ser odontólogo, pero su abuelo quería mandarlo al campo. “Se enteró que en La Plata buscaban profesores, y pagaban bien. Se vino, y se casó con María Erbesia Balzaretti, mamá. Pero desobedeció al padre, que en aquél momento era algo tremendo”. Machingo, el mayor de los hermanos, nació en La Plata. “Después papá se vino a estudiar a Buenos Aires, y acá nació Adolfo”, agrega Vitillo. En la vereda de Adolfo, la calle Gallo, casualidad o no, nacieron también Anibal Troilo y el Mono Villegas. “Roberto, Machaquito y yo nacimos en Santiago. Los otros dos eran santiagueños truchos”, dice Vitillo. Es una historia conocida ese amor a Santiago profesado a la distancia.
Cuando habla de sus inicios, Vitillo siempre recuerda a Don Andrés Chazarreta, uno de los pioneros santiagueños, nacido en 1876. “Le dieron un puesto de inspector de escuelas y quedó maravillado con lo que encontraba en el campo”, sostiene Vitillo. Y enumera los bailes que fue conociendo Chazarreta. El palapala, que se baila con el poncho imitando el aleteo del cuervo, o la vidala. Estaba enloquecido con todo eso don Andrés. “Por dos años fui al patio de su casa donde nos enseñaba, con orquesta entera, más de cuarenta danzas. Aprendí el gato, el bailecito, la firmeza, la mariquita, el pala pala…el nos enseñó a amar, no a memorizar…”. Otra vez, de persona a persona.
Sin televisión ni computadoras ni celulares ni Netflix el problema para los jóvenes santiagueños de los años treinta, al menos para los que rodeaban a la familia Abalos, era qué hacer de 19 a 21. “Sacábamos el piano al patio. Machingo y Adolfo, que nos llevaban 10 años, invitaban a sus amigas y amigos, y nosotros mirábamos cómo se divertían”. Vitillo recuerda que Enrique Farías Gomez, el papá de los Huanca Hua, tocaba el ukelele en su casa. Que también tocaban un banjo. Que casi todas las tardes se tocaba, cantaba y bailaba, y que a la hora de cenar, se despedían. “Todos eran muy buenos aficionados. Mamá tocaba el piano, papá hacía acordes con un librito, en esa época se veían mucho los estilos”, dice. Después se modernizaron. Su padre fue a perfeccionarse a Alemania, y de allá trajo un mueble precioso para escuchar discos de pasta. “Escuchábamos desde Caruso hasta Andrés Chazarreta y Carlos Gardel”, dice Vitillo.
Después, los Abalos volaron a Buenos Aires. “Llegamos al año 1939, porque en Santiago había escuela primaria y secundaria, nada más”. Machingo se recibió de médico odontólogo en Buenos Aires, Adolfo de bioquímico y farmacéutico en Tucumán, Roberto estaba en Paraná Entre Ríos… “Entonces mi padre hace una casa acá, para centralizar y que sea más económico. Machaco y yo terminamos en el Nacional Sarmiento. No veníamos a conquistar la ciudad con nuestro folklore, pero acá se nos despierta una tremenda añoranza”. A todo el mundo le explicaban que era una chacarera. “Al final le pedimos permiso a mi padre para difundir. Hizo esa segunda casa en la calle Santiago del Estero y Avenida Belgrano, para no extrañar tanto”.
Ya eran los hermanos Abalos. En 1941 alquilaron un lugar en Av. Santa Fe esquina Paraná, Versalles. Era un subsuelo grande. “Buscábamos actuar, porque todos nos decían muy lindo lo que ustedes hacen pero aquí nadie conoce eso. No éramos negocio. No se conocía la cosa criolla”. Lucas Demare les pidió la música para la película La Guerra Gaucha y más tarde pudieron tocar en Radio El Mundo. “Ese fue nuestro trampolín. Se empezó a hablar de los hermanos Abalos”. En 1945, en Santa Fe 1713, crearon el Estudio de Arte Nativo Hermanos Abalos. “A la gente le llamaba la atención nuestra manera de actuar. Además de ser cinco hermanos éramos cinco cantantes, cinco músicos y cinco bailarines. Éramos como 15”, bromea Vitillo. Llevaron su música a todo el mundo. “La gente iba de asombro en asombro, pero no es lindo ser el primero en todo”, dice Vitillo, que se queja del escaso repertorio folclórico que había en sus comienzos. “Nuestra música es más joven de lo que la gente piensa”, advierte. En 1947, en la calle Esmeralda, entre Santa fe y Charcas, abrieron su famosa peña Achalay Huasi. “Estaban de moda las boats, Tucán, Embassy, y en plena plaza San Martín aparecimos los Abalos. Después aparecieron las grabaciones, en 78 rpm…”, dice Vitillo. Lo demás, es historia conocida. Tocaron y bailaron 60 años juntos, recorrieron el mundo, llegaron al Colón. Y ahora sólo queda Vitillo, que mantiene viva la llama.
En su mesa del comedor hay un recorte de Clarín del día en el que murió Eduardo Falú. “No sabía que tenía unas lágrimas guardadas para él”, dice Vitillo. Y enseguida habla de un tema suyo que rebotó en el último tiempo, Agitando pañuelos. Lo rescató el dúo Coplanacu, y después Mercedes Sosa. Vitilllo cuenta su origen. “Salíamos en tren de Constitución, un paisaje urbano. Y veo a una pareja despidiéndose allí, con los pañuelos”. Lo demás fue trasladarlo a un contexto rural, con el ritmo de zamba. Es una zamba. “Cuando parece que los leños se van acabando, pasa como con el Ave Fénix”, dice Vitillo. Se refiere a los huecos que dejaron Mercedes Sosa, Falú, Los Chalchaleros, Ariel Ramírez, Los Fronterizos. “La gente los tenía, y dónde están. No podemos dejar de observarlo. Son muchos los que se han ido. Despacito, hay otros que piden su lugar”, sugiere. Pero no muy convencido.
Enseguida piensa en Jaime Torres y Hugo Díaz, en cómo revolucionaron dos instrumentos como el charango y la armónica. “Antes de ellos era un juego para chicos”, dice. Generoso, habla del santiagueño como un ser rítmico, que incluso antes de la colonia se desahogaba a través del canto, la danza, la música. Orígenes del arte popular argentino. “Es lo mesmo pero no es los mismo, es lo mismo pero no es lo mesmo”, dice Vitillo. Y explica: “En Cuyo, el bombo no. En Santiago al revés, si no está, nadie va. Algunas regiones se dan el lujo de tener tres idiomas anteriores al español. Aymara, quichua, guaraní. Es un lujo”, dice y rescata esa riqueza. Les tocó a ellos abrir puertas a los que vinieron. “No estaban ni Los Chalchaleros, ni Falú, y Atahualpa, cuando lo encontrábamos por el norte y le preguntábamos qué hacía, nos respondía ‘aprendiendo’”.
Vitillo se acostumbró a querer a Buenos Aires. Hace dos programas de radio y todavía pide más. “Se me escapó radio ciudad”, dice. Y viendo esta urbe cosmopolita pide argentinizar al habitante de la Argentina. Habla de la riqueza de otros tiempos. “¿Ustedes saben que la declaración de la independencia se redactó en Aymara, quichua y castellano?”, pregunta. Dice, polémico, que el tango triunfa por el agarre, por el machimbrado. Y que el bolero tuvo su éxito por lo mismo. Y si lo apuramos va y viene por su casa recuperando escritos y partituras, orgulloso de sus Hermanos Abalos. “Cualquier viaje en auto se convertía en una reunión de directorio”, recuerda. Pero no quiere hablar de los intérpretes, ni de sus temas más famosos. “Cuando el pueblo canta tu música sin saber de quién es, esa es la mejor manera de pasar a la historia”. El folclore es rico y es de todos, desde México al sur. Todavía hay quienes pueden contarlo.
Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/Hermanos-Abalos-Vitillo-bombo-leguero-folklore-folclore_0_988101586.html
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